Un estudio español señala que una alimentación equilibrada en la que se incluyan tres raciones semanales de pescado, aceite de oliva y frutos secos, reduce el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine indica que una dieta equilibrada es capaz de reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y, específicamente, disminuye en un 49% la posibilidad de sufrir un ictus o accidente vascular celebral.
Un equipo de investigación español ha llegado a esta conclusión, tras realizar un ensayo clínico en el que participaron 7.447 voluntarios, con edades entre los 55 y los 80 años, que todavía no habían desarrollado una enfermedad vascular pero con riesgo de desarrollarla, ya que padecían diabetes, hipertensión u obesidad.
“El ensayo es uno de los mayores estudios clínicos de nutrición que se han hecho nunca en el mundo y sus resultados van a permitir cambiar la política nutricional a nivel global”, ha asegurado el doctor Joaquín Arenas, director del Instituto de Salud Carlos III, organismo que ha financiado el estudio casi en su totalidad.
Los participantes, a los que se les ha hecho un seguimiento durante cinco años, recibieron sesiones trimestrales de asesoramiento nutricional, individuales y en grupo. La principal recomendación era ingerir alimentos bajos en grasa. Además de fruta, verduras, legumbres, frutos secos y lácteos, los participantes debían tomar tres veces por semana pescado blanco y/o pescado azul, rico en ácidos grasos poliinsaturados como el omega-3, y evitar los productos del mar en conserva con aceite.
Además de reducir el riesgo cardiovascular, se comprobó también que los voluntarios perdían peso y reducían el perímetro de su cintura, a pesar de que no se apreciaron cambios significativos en su actividad física.
Así, el estudio corrobora “que los hábitos de vida son importantísimos y que la alimentación inadecuada debe ser incluida en las guías internacionales entre los factores de riesgo cardiovascular”.