En Cádiz tenemos la suerte de contar con lugares donde practicar la almadraba, una de las técnicas para la captura del atún más viejas del mundo. Desde hace 30 siglos se aprovecha el paso de los cardúmenes túnidos por el Estrecho de Gibraltar para pescarlos con este método.
La almadraba consiste en crear un “laberinto” de redes ancladas al fondo del mar en la zona por la que pasan los atunes, casi siempre cerca de la costa, y cerrar el paso mediante embarcaciones. Esta técnica está extendida por todo el Mediterráneo y en Sicilia la llaman “tonnara”. Esta técnica es además sostenible y respetuosa con el medio ambiente, por lo que el litoral gaditano sigue perfecto tal y como lo conocieron nuestros antepasados.
Los primeros vestigios históricos que se tienen de la almadraba se remontan al siglo VII, cuando ya los fenicios comerciaban tanto con atunes como con productos derivados de este animal. Su origen, lo habréis adivinado, no era otro que la Bahía de Cádiz. Para darnos cuenta de su importancia, tendremos que tener en cuenta que los romanos hasta acuñaron una moneda, el gádir que en su anverso tenía dos atunes cruzados.
La pesca de los atunes se realiza entre los meses de mayo y junio cuando los peces atraviesan el Estrecho en busca de aguas más cálidas. Solo se pescan ejemplares de entre 14 y 15 años de edad con un peso que va de los 170 a los 200 kilos, aunque la cantidad de túnidos capturados depende de varios factores como si el agua está clara o la temperatura de la misma. Cuando los peces se quedan atrapados en el laberinto, los pescadores esperan a que estos se cansen para, cuando lo estén, saltar de las barcas e izarlos con ayuda de unos ganchos. Es lo que llaman “la levantá”.
Cuando acaba la temporada, las redes de la almadraba se desmontan, por lo que se respeta el ciclo natural de estos animales. Aunque antes también se capturaban los atunes cuando iban de vuelta, es decir, en septiembre, esta costumbre se abandonó. De nuevo llega el momento de esperar a que sea mayo y las aguas del Estrecho vuelvan a “hervir” durante los momentos de captura de estos peces.